Me salvo cuando estoy debajo de la mesa, tirando el mantel. me salvo cuando miro demasiado seguido lo mismo, y derrepente... dejo de creer. me salvo cuando lo paso bien el domingo. me salvo cuando ladeo la cabeza, pego la frente a la ventana y empaño el vidrio. ¡DIOS QUIERA QUE YO QUIERA!

miércoles, agosto 16, 2006

Boceto de un intento

"Volver puramente literaria la receptividad de los sentidos y las emociones, cuando su medianía pugna por irrumpir; convertirlas en materia aparecida para esculpir con ellas estatuas de palabras fluídas y acariciantes" Fragmento 388. F Pessoa

ESTRENO
Todos los días nos estrenamos. De alguna u otra manera vamos por ahí, por allá diciendo algo nuevo, poniendo una nueva cara, planteando una nueva idea, intentando un nuevo recurso.
¿Qué será eso que nos seduce a estrenar?
Cierro los ojos y me veo estrenando un nuevo cuerpo a los 14, cuerpo que en ese entonces no me acomodaba; aún así mi mamá insistía en vestirme como a ella le hubiera gustado ser a esa misma edad. Estaba estrenando su yo en una nueva adolescente.
Estrené el primer beso, beso que ensayé antes con una amiga; amiga que en el paradero de micro me explicó cómo debía abrir la boca y mover la lengua. -¡Qué asco!- pensé.
Y así la película tiburón, mi primer viaje en avión, el primer día en la universidad, los primeros llantos cuando me patearon, el primer día en colegio nuevo. El día después de romper mi noviazgo, adiós matrimonio, estreno de una nueva libertad. -Uf, de la que me salvé.
Primer, primero, primeros...
No tiene hoy mucha importancia estrenar a menos que estrenemos un sentimiento insospechado, una acción que se ha guardado, un gesto contenido. Lo mejor es abrazar al que no abraza. Apretar largo rato al que no aprieta. Mirar a los ojos al que no ve.
No hace falta estrenar, no hay nada mejor que repasar lo viejo, lo repetido, volver a lo de siempre con los sentidos agudos, rescatando aquello como si fuera único.
La lluvia está para decirnos algo, está ahí para repetir su golpeteo mil veces. La lluvia.
Hay tanto asombro en lo de siempre. En lo azul, en oír una canción mil veces, en el verde, en volverse a mirar, en susurrar al oído de otro que no acostumbra que le susurren.
Una y mil veces; una y mil veces más, una y mil veces más...

De Kieslowski un extracto:
"Creo que uno de los elementos más importantes de la vida, que hacen que podamos seguir existiendo, es la responsabilidad. Esta noción debe considerarse en su sentido más amplio. Por supuesto, cada uno es responsable de sí mismo, de su vida, es evidente, de sus actos, de lo que hace. Uno debe pagar por lo que ha hecho. Uno está satisfecho de lo que ha hecho bien. Esta responsabilidad consciente en la esfera de lo individual y personal es obvia.
Pero también existe otra responsabilidad. Esa de la que no sospechamos ni que existe. Es la responsabilidad acerca de los demás, de los que nos cruzamos, incluso de los que no nos cruzamos. Estoy convencido de que nuestra manera de vivir y de actuar ejercen una influencia en los que nos rodean, los conozcamos o no.
La principal idea de esta película (La doble vida de Verónica) es: "Vivamos con precaución". Ya que, efectivamente, no sabemos adónde nos llevan cada uno de nuestros pasos, lo que significa mi comportamiento para los demás, ya sean conocidos míos o no, y que se ven influenciados por mis acciones.
"Vivamos con precaución", porque alrededor de nosotros hay mucha gente para quien la vida y la existencia dependen de nuestros pasos. Y eso nos concierne a todos, ya que todos los caminos, los lugares, la gente y los destinos de todo el mundo se cruzan perpetuamente y en todas partes. Seamos o no conscientes de ello. Para mí, eso es la responsabilidad: vivir con precaución, fijarse en la gente que nos rodea. Y sobre todo, fijarte en ti mismo."

De Lucrecía Martel ( La Ciénaga y la Niña Santa), extracto de su charla en Chile:

"El sonido es lo único táctil que tiene una película. (…). Cada director elige, o plantea, el sistema que le sirve para narrar. A mí el que me sirve es definir el marco sonoro de la película. Saber más o menos qué sensación general va a haber en la sala con la película. Como un tono general. Los susurros y el saludo, son dos marcos sonoros que definen muchas cosas. En el susurro uno dice las mentiras, es como la palabra más íntima, lo que uno dice en la cama, las verdades que uno quiere que nadie escuche. El susurro es una voz especial que uno pone para influir de manera muy directa en alguien. Y el saludo es una especie de nada que hacemos todos los días, que es el epitome de la falsedad social. Qué tal, buenos días, mucho gusto, con una cara de que todos nos caen bien."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dan ganas de querer a quien no quiere que lo quieran, el problema es que no sé si vale la pena hacerlo...

Anónimo dijo...

Vale la pena mil veces. El otro día oí que alguien decía que más Vale pedir perdón por un error que dejar de hacer algo que se quiere hacer.
Me encanta tu frase. Cumple el deseo: Querer a quien no quiere que lo quieran. Ahora cuando lo quieras y el insista en que no lo quieran, entonces te retiras. Pero quiérelo.
Un abrazo,
R

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