Me salvo cuando estoy debajo de la mesa, tirando el mantel. me salvo cuando miro demasiado seguido lo mismo, y derrepente... dejo de creer. me salvo cuando lo paso bien el domingo. me salvo cuando ladeo la cabeza, pego la frente a la ventana y empaño el vidrio. ¡DIOS QUIERA QUE YO QUIERA!

miércoles, septiembre 27, 2006

¿Qué nos hará musas? MUSA PENSOSA

Me preguntó si alguna vez lo fui, o sencillamente... no reuno las condiciones,... entonces pienso:
- No seré nunca la musa de nadie, ni siquiera de R. -Me temo que esta última respuesta sea irrebocable.
Y ustedes lectoras de este blog... han sido musas?
Existen los "MUSOS"?

En Ialia me encontré con tres musas; la primera, una estatua o escultura de una sutileza que a mí como mujer, me fascinó. Entendí que el encanto no tiene género, menos en el arte y la belleza. La verdad es que no me preocupan las discusiones triviales y menos las sexistas, el homo o el hetero, todo ello sería quitarle la estatura a la seducción espiritual de una obra humana implacable.
Asimismo las Venus, sí ambas: La de Tiziano y Botticceli. Las dos tan distintas, sin embargo maravillosas, seductoras, eternas. También me las he traído.
Pero Polimnia la pensadora, la MUSA PENSOSA, ha superado como la poesía este año, toda posibilidad de rechazo. Me he traído su imagen dentro y no puedo sacármela de encima. Hay algo extraño en todo esto? No lo sé, dejo que la estética lo irrumpa todo para siempre como un Tsunami devastador, irreversible.

Me encontraba en la librería del Coliseo, cuando miré la postal de la Polímnia Pensosa, y no pude dejar de comprármela ( Suena mejor decir: llevármela). Sentí claramente una conexión ineludible entre las dos. Ahora sé que que es la Musa de los Himnos Poéticos y, me da algo de escalofríos. Aunque es la musa pensadora. Mmmm.

Las dos Venus, y Polimnia me recuerdan que todo tiene que ver. Que todo encaja, como el maravilloso poema de Hernán Miranda lo explica. Creo ciega en las coincidencias, en la química metafísica entre los seres humanos y, aún más, entre los humanos y el arte. Este viaje ha sido un salto cuántico más. Sé que aún me puedo salvar; no es domingo, no hay gatos, no está Haruki, ni aquella rueda de la fortuna vieja y no aceitada, aquella de mis tiempos en espera de un tiempo mejor. Los cambios ocurren justamente porque me salgo de ese círculo vicioso fantástico, pero aburrido, y sobre todo pegajoso.

En Polimnia, la pensadora, está la poesía allí, aquí mismo, ahora...
No hay vuelta atrás.

Polimnia es un nombre de origen griego, Polýmnia, de cuya etimología se han hecho distintas interpretaciones. Según Ripa, quien cita a Hesíodo, el nombre de Polimnia «está compuesto de la palabra poly y la palabra mnia, que juntas significan abundante memoria»,1 y la considera por ello la Musa que preside la Retórica, pues recuerda todos los recursos de la lengua para persuadir. Sin embargo, parece mucho más verosímil que esté compuesto de polýs, ‘mucho’, y hýmnos, ‘himno, canto de alabanza a Dios o a los dioses’, y así signifique ‘muchos himnos’; por ello Polimnia está considerada la Musa que inspira los cantos sagrados. La palabra hýmnos significa también ‘canto nupcial’;2 de aquí su relación con Himeneo, el dios que preside los cortejos nupciales, hijo de Dioniso y Afrodita. Basándose probablemente en esta etimología, Platón considera a Polimnia la madre del amor terrestre.3 De este amor dice Ficino: «Es aquella capacidad de engendrar que se atribuye al alma del mundo.»4 El alma del mundo se simboliza por medio de los siete tubos de un órgano.

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