
Me ha gustado estar de pie siempre, creo que es la postura corporal que me acomoda más. Pero no por ello pierdo de vista las posibilidades que se presentan a cada minuto.
Esta vez en mi viaje a Roma, disfrute como japonesa. Lo vi todo; sentía que en todas partes había algo que podía abrir la mente. Así fue como mirando al cielo me encontré con más de una sorpresa.
A lo mejor si lo hiciera en Santiago más seguido, descubriría cosas que aún no veo.
Pero, todo me lleva algo, a ese algo.
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