
"Durante el viaje en avión mi amiga permaneció junto a la ventanilla, contemplando el panorama. Yo, sentado a su lado, leía las aventuras de Sherlock Holmes. No había ni una sola nube en el cielo, y en la tierra se reflejaba claramente la sombra del avión. Hablando con propiedad, ya que nosotros íbamos embarcados en él, dentro de aquella sombra que surcaba campos y montañas tenía que ir incluída la nuestra. Así que nuestras dos sombras también se proyectaban como una caricia sobre la tierra."
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